
Las líneas de Nasca, el lago Titicaca, el Huascarán y Tambopata bajo amenaza directa
La minería ilegal continúa avanzando en el Perú y amenaza con destruir algunos de los patrimonios naturales y culturales más emblemáticos del país. Pese a los constantes informes y advertencias de las autoridades, la respuesta estatal sigue siendo insuficiente, lo que ha permitido que esta actividad ilícita se extienda incluso dentro de áreas naturales protegidas (ANP) de altísimo valor ambiental y arqueológico.
La presencia de minería ilegal dentro de ANP se remonta al 2010. En 2015, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) identificó al menos 14 áreas afectadas por esta actividad, muchas de ellas ubicadas en zonas de amortiguamiento. Nueve de estas áreas están en la Amazonía, donde predomina la minería aluvial, una de las formas más contaminantes y destructivas de extracción.
Entre las más afectadas figura la Reserva Nacional Tambopata, en Madre de Dios, donde se calcula que más de mil mineros ilegales operan desde campamentos improvisados. Según la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), los impactos sobre los ecosistemas amazónicos —como aguajales, bosques ribereños y pantanos— son irreversibles, y ponen en peligro especies de flora y fauna únicas en el mundo.
Patrimonios culturales en riesgo: Nasca y Huascarán
El daño no se limita a la Amazonía. El Parque Arqueológico de las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa, reconocido como Patrimonio Mundial, también se encuentra amenazado. La actividad minera se concentra en la conocida “poligonal de Nasca”, en la zona de amortiguamiento de esta área, donde figuran cientos de geoglifos milenarios. El Ministerio de Cultura ha confirmado la presencia de mineros ilegales, y si bien algunos dirigentes mineros como Celso Cajachagua admiten estar en zonas protegidas, justifican sus acciones por la falta de delimitación geográfica clara.
En Áncash, la situación es igual de preocupante. Dentro del Parque Nacional Huascarán, que alberga la cadena de nevados y reservas de agua dulce más importantes del país, operan entre 200 y 300 mineros ilegales. Estas personas tendrían vínculos con comunidades campesinas como la de Vicos. Aunque se han realizado acciones de interdicción, no hay datos precisos sobre la magnitud del daño ambiental causado.
Titicaca: el lago sagrado también sufre
Al sur, en la región Puno, la minería ilegal ha impactado gravemente la Reserva Nacional del Titicaca. Los ríos Ramis, Coata e Ilave —todos contaminados con residuos mineros— desembocan en el lago navegable más alto del mundo. Un estudio de la Universidad de Barcelona (2014) reveló que el agua del lago contiene niveles elevados de plomo, altamente peligrosos para la salud humana. Entre las enfermedades asociadas se encuentran la anemia, trastornos digestivos, osteoporosis y afecciones neurológicas.
Un Estado que no responde con firmeza
Pese a las evidencias, los esfuerzos del Estado son débiles. Según el informe del OEFA sobre fiscalización ambiental, el Gobierno Regional de Madre de Dios identificó las zonas de minería ilegal, pero no denunció los casos ante el Ministerio Público ni solicitó acciones de interdicción. Esta inacción ha sido criticada por diversas organizaciones ambientales.