La farándula peruana se ha encendido nuevamente tras la difusión de imágenes que comprometen al esposo de la conductora Silvia Cornejo, Jean Paul Gabuteau, junto a su expareja, Analía Jiménez. Si bien el patrón de infidelidad en parejas públicas no es un fenómeno nuevo, la reciente ola de comentarios y juicios emitidos por figuras mediáticas ha elevado el debate a una cuestión de moralidad y conocimiento tácito.
El escándalo, originalmente expuesto por un programa de espectáculos, se convirtió rápidamente en material de análisis en diversos espacios televisivos. Fue en este contexto donde la exmodelo Tilsa Lozano dejó una declaración explosiva. Lozano, al referirse al ampay de Gabuteau, no dudó en catalogar a Cornejo como la “Cuernejo”, afirmando que la conductora es plenamente consciente de la «doble vida» de su pareja y que esta dinámica persiste mientras existan los beneficios económicos para ambas partes.
Estas palabras, que van más allá del simple reporte de una infidelidad para sugerir una connivencia, provocaron una reacción inmediata de Magaly Medina. La conductora de «Magaly TV La Firme» no solo cuestionó el fondo de la aseveración de Tilsa, sino que también arremetió contra Sofía Franco—quien previamente había opinado sobre el caso en otro programa—poniendo en duda la idoneidad de Franco para debatir temas de lealtad con el comentario: “No sé por qué la invitan”.

El cruce de comentarios entre figuras con pasados mediáticos complejos (Lozano, Franco y Medina), quienes han sido protagonistas y observadoras de polémicas amorosas, convierte este episodio en un fascinante juego de espejos donde cada crítica rebota y evoca historias personales. La controversia no gira solo en torno a Gabuteau y Cornejo, sino sobre quién tiene la autoridad moral para juzgar públicamente las decisiones privadas de otros, especialmente cuando se insinúa un acuerdo silencioso detrás de la fachada de la relación.
Si las declaraciones de Tilsa Lozano son ciertas y Silvia Cornejo maneja la situación con un conocimiento previo y calculado, ¿esto la convierte en una víctima de las circunstancias o en una gestora activa de su propia narrativa pública?
Fuente: La Republica









