Lo que inició como un gesto de desprendimiento sin precedentes en el ecosistema digital peruano ha dado paso a un análisis técnico sobre las implicancias legales y tributarias para los beneficiarios. Tras la viralización de las canastas navideñas entregadas por Jorge Luna, que incluyeron refrigeradoras y dispositivos iPhone 17, diversos especialistas han puesto la lupa sobre el tratamiento de estos bienes ante la autoridad tributaria.
Según se expuso en el programa Todo se filtra, la entrega de obsequios cuyo valor excede significativamente los límites de una gratificación convencional podría ser interpretada por la SUNAT como «remuneración en especie». El economista Alejandro Indacochea señaló que, bajo este escenario, el valor comercial de los bienes se suma a los ingresos del trabajador, lo que genera automáticamente una mayor retención del Impuesto a la Renta.

Este fenómeno técnico plantea un escenario paradójico: recibir un premio de alto valor podría derivar en una reducción del sueldo líquido mensual del colaborador debido a los impuestos correspondientes. El debate ahora se centra en la gestión administrativa de este beneficio, pues para evitar que el trabajador se vea afectado financieramente por la retención, la empresa debería asumir el costo tributario adicional, integrándolo como parte del gasto de la planilla.
La situación resalta la complejidad de las relaciones laborales en el sector del entretenimiento, donde la espectacularidad de los incentivos debe navegar por el estricto marco de la normativa fiscal vigente para no transformarse en una carga inesperada para quienes los reciben.
Ante este escenario donde la normativa tributaria podría transformar un premio de lujo en una retención salarial, ¿debería el Estado peruano flexibilizar los topes de las canastas navideñas para incentivar la generosidad empresarial, o es responsabilidad exclusiva del empleador prever el impacto fiscal para que su «regalo» no termine afectando el bolsillo del trabajador?
Fuente: Trome









