Las recientes inundaciones en la región de Valencia, en la costa este de España, han provocado al menos 70 muertes y numerosas personas desaparecidas. En cuestión de horas, algunas localidades recibieron el equivalente a un año de lluvia, desatando riadas que arrasaron comunidades enteras y atraparon a miles de ciudadanos.
La magnitud de esta tragedia ha llevado a la declaración de tres días de luto nacional. Las intensas precipitaciones, acompañadas de vientos fuertes y tornados, fueron causadas por una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), que ha afectado gravemente a una amplia área del sur y este del país. El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, ha advertido que la emergencia sigue vigente, instando a los residentes a tomar precauciones extremas.
Sánchez se comprometió a no abandonar a las víctimas, asegurando que el gobierno trabajará incansablemente para reconstruir las localidades devastadas. Su mensaje destaca la gravedad de la situación y la necesidad de acción inmediata. En paralelo, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, expresó su solidaridad con los afectados y agradeció a los socorristas que arriesgan sus vidas para ayudar a quienes lo necesitan.
Las lluvias, consideradas las más intensas en casi un siglo, han tenido un impacto devastador. Muchas personas se encontraron atrapadas durante la noche, buscando refugio en sus vehículos hasta ser rescatadas. El transporte ha sufrido enormemente, con cancelaciones masivas de trenes y vuelos, y el suministro eléctrico ha sido interrumpido para aproximadamente 140.000 habitantes, dejando múltiples carreteras intransitables.
El gobierno central ha desplegado mil efectivos para ayudar en las operaciones de rescate, reforzando así la respuesta ante una emergencia que ha dejado una huella imborrable en la región.