La Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) está considerando retirar la sede de la final de la Copa Libertadores 2025, que está programada para llevarse a cabo en el Estadio Monumental de Lima. Esta decisión se ve motivada por la inestabilidad social y las protestas contra el gobierno en la capital peruana, lo que genera preocupaciones sobre la seguridad y la viabilidad de realizar el evento en noviembre de 2025.
Originalmente, la final estaba confirmada para el 29 de noviembre de 2025 en el Estadio Monumental, el más grande de Perú, con capacidad para más de 80,000 espectadores. Este estadio ya fue sede de la final en 2019, lo que lo convierte en un candidato atractivo para albergar una de las finales más importantes del fútbol sudamericano. Sin embargo, la situación política actual ha provocado que la CONMEBOL revalúe esta elección, considerando candidaturas alternativas como el Estadio Mané Garrincha en Brasil y el Estadio Centenario en Montevideo.
El periodista Gustavo Peralta ha comentado que, aunque el fútbol suele ocupar un lugar secundario en medio de una crisis social, la situación actual podría privar a Perú de una gran oportunidad al no poder albergar la final. Más allá de la repercusión deportiva, la realización del evento podría verse comprometida por la falta de condiciones de seguridad adecuadas, las cuales son imprescindibles para cualquier evento internacional de esta magnitud.
Hasta el momento, no se ha anunciado una sede alternativa, ni se ha tomado una decisión definitiva respecto a un posible cambio. La evaluación por parte de la CONMEBOL aún está en curso, lo que mantiene en vilo tanto a los hinchas como a las autoridades locales y organizadores del evento.
Los próximos días serán cruciales para determinar si Lima seguirá siendo la sede de la final de la Copa Libertadores o si se optará por trasladarla a otra ciudad sudamericana, en un momento en que la paz y la estabilidad social son más necesarias que nunca.
Este ambiente incierto invita a reflexionar sobre el impacto del contexto social en el deporte, y cómo este último puede convertirse en un símbolo de esperanza y unidad incluso en tiempos difíciles.
Fuente: RPP