Un acto de solidaridad vecinal se transformó en una pesadilla sanitaria y legal en la zona de Caja de Agua, donde el cuerpo de un hombre fallecido por tuberculosis lleva cinco días en una vivienda prestada para su velorio, abandonado por sus propios familiares. El caso revela un extremo desamparo y pone en riesgo la salud de la comunidad.
El drama de la vecina solidaria
Una residente de Caja de Agua, movida por compasión, accedió a prestar su hogar para que la familia de un hombre fallecido —cuyo deceso se atribuye a tuberculosis— pudiera velarlo. Sin embargo, tras el velorio, los familiares directos del difunto se esfumaron, dejando el cadáver a su suerte y a la vecina ante una situación límite. Lo que era un gesto de apoyo cristiano se convirtió en una carga insostenible: un cuerpo en descomposición dentro de su casa, generando indignación y alarma entre los demás vecinos.
El obstáculo burocrático: los documentos retenidos
La situación se agrava por un trámite pendiente. Un hermano del fallecido, quien inicialmente gestionó los trámites funerarios, se niega a entregar la documentación necesaria para proceder con la sepultura. Esta negativa actúa como un candado legal que impide cualquier gestión para dar sepultura al cuerpo, aun cuando la vecina y otros allegados busquen asumir los costos y trámites del entierro.
Riesgo sanitario inminente
La presencia del cuerpo en avanzado estado de descomposición, sumado a la confirmada causa de muerte (tuberculosis), representa un grave peligro para la salud pública en el sector. Las autoridades de salud han sido alertadas sobre el caso, ya que la enfermedad es contagiosa y la situación viola todas las normas básicas de salubridad. Los residentes exigen una intervención urgente.
Un abandono que estremece a la comunidad
El caso ha dejado al descubierto un nivel extremo de abandono familiar. Mientras una vecina, sin vínculo sanguíneo, intenta por todos los medios lograr una sepultura digna para el hombre, sus familiares directos no solo lo han dejado atrás, sino que obstaculizan activamente la solución. La pregunta que ronda en Caja de Agua es quién asume la responsabilidad final: ¿la familia ausente, las autoridades o la solidaridad vecinal, que ya llegó a su límite?
Las autoridades locales y el Ministerio Público han sido notificados del caso, que combina una posible negligencia familiar, un riesgo epidemiológico y un vacío legal que mantiene a un fallecido en el limbo y a una comunidad en vilo.









