El 5 de septiembre de 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que propone cambiar el nombre del Departamento de Defensa a Departamento de Guerra. Esta medida busca recuperar una denominación que se utilizó históricamente entre 1789 y 1947. Trump argumenta que el término “Departamento de Guerra” es más apropiado para la situación global actual y refleja un enfoque más combativo, en contraste con la connotación pasiva del término “Defensa”.
Aunque este cambio es mayormente simbólico, ya que el nombre oficial seguirá siendo el de Departamento de Defensa hasta que el Congreso realice una aprobación formal, se permitirá el uso del término Departamento de Guerra en documentos oficiales. Además, el secretario del departamento podrá ser referido como “secretario de Guerra” si así lo desea. Esta iniciativa ha sido respaldada por algunos colaboradores de Trump, entre ellos el secretario Pete Hegseth y el general Dan Caine, quienes han defendido la idea de reinstaurar un “espíritu guerrero” que abogue por un enfoque más activo en la política militar estadounidense.
Un ejemplo de esta nueva postura militar se visualiza en el reciente despliegue de cazas F-35 en Puerto Rico, destinado a combatir las actividades de carteles en el Caribe. Sin embargo, el cambio de nombre ha suscitado una amplia controversia entre analistas y autoridades. Sus defensores lo ven como un retorno a una tradición militar más decidida, mientras que los críticos lo consideran un movimiento arriesgado y costoso.
Los detractores argumentan que este renombramiento representa un alejamiento de la doctrina que prioriza la seguridad y la cooperación internacional, proponiendo en cambio un enfoque más agresivo que podría incrementar las tensiones globales y generar gastos innecesarios. Aún está por verse cómo este cambio simbólico afectará la doctrina y la presencia militar de Estados Unidos, ya que su legitimitud dependerá de una aprobación futura por parte del Congreso.
Por lo pronto, la iniciativa de Trump marca un hito que podría tener repercusiones importantes en la política militar del país, los detalles de su implementación y sus efectos en la comunidad internacional son temas que continuarán generando debate en los próximos meses.
Fuente: La Republica









