Lo que comenzó como una simple operación de rodilla terminó en una tragedia irreversible para César Apolinario, un extrabajador de una empresa avícola que, tras una intervención quirúrgica en una clínica, perdió sus cuatro extremidades debido a complicaciones médicas que atribuye a negligencia.
El 29 de enero de 2022, Apolinario acudió a la clínica Montefiori de La Molina tras sufrir una lesión en la rodilla durante su trabajo. Los médicos diagnosticaron una fisura de meniscos y programaron una artroscopia, un procedimiento que, en condiciones normales, no requiere más de un día de hospitalización. Sin embargo, al despertar de la anestesia, César perdió la sensibilidad en sus piernas y presentó retención urinaria.
“Me dijeron, hazte una operación de artroscopia, que dura dos horas y al otro día ya estás de alta”, relató Apolinario al programa Día D. Tras despertar de la operación, Apolinario perdió la sensibilidad en las piernas y no podía orinar, pese a querer hacerlo. “Tengo ganas de orinar, le dije a la doctora. Me dijo que orine, pero no podía. Se me inflamó tanto la vejiga que no podía”.
El 4 de febrero de 2022, 6 días después de intervención, la Junta Médica, conformada por siete doctores, entre los que se encuentra el médico tratante del área de Traumatología, Giacomo Mancini, y la anestesióloga Gladis Kamisato, evaluó su salud a través de un informe que señala que en el postoperatorio presentó disminución de fuerza en los miembros inferiores. Asimismo, el documento detalla que durante los días posteriores a la cirugía el cuadro del paciente evolucionó a paraplejia.
Según el médico forense de la PNP, Rafael Ruvera, señaló que la causa fue una mala aplicación de la anestesia epidural, que habría dañado las meninges y la médula espinal. «Sentí un dolor insoportable cuando me la pusieron, pero la anestesióloga solo me dijo que ya terminaba», contó César.
Durante su internamiento de dos meses en Montefiori, Apolinario contrajo una infección urinaria por la bacteria Klebsiella Blee, según consta en su historial clínico. Aunque recibió tratamiento, en junio de 2024, ya en el hospital Rebagliati, los médicos le dieron un ultimátum: amputar sus cuatro extremidades o morir por necrosis generalizada.
«Los vasopresores que me dieron para estabilizar mi corazón cortaron la circulación en mis brazos y piernas. Si no decidía rápido, la necrosis seguiría avanzando», explicó.
Frente a la demanda por mala praxis presentada por Apolinario en el Segundo Juzgado Civil de La Molina y Cieneguilla, la clínica emitió un comunicado negando negligencia. Alegaron que las infecciones fueron consecuencia del uso prolongado de una sonda Foley.
Sin embargo, César insiste en que entró caminando al quirófano y que todo se complicó por errores médicos.
Con información de La República