Durante su intervención en la Asamblea General de la ONU, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, catalogó a su país como un «refugio» frente a la creciente inseguridad que se vive en el mundo. Bukele enfatizó que los habitantes del planeta están «siendo testigos en tiempo real de la erosión de la libertad de expresión», un tema que ha cobrado relevancia en diversas naciones.
El mandatario defendió sus políticas de seguridad, que han sido objeto de críticas por la detención de miles de delincuentes, afirmando que el verdadero éxito ha sido la liberación de millones de salvadoreños del miedo y la violencia. «En otras ciudades, las calles ya no pertenecen a la gente, sino que han caído en manos de la indigencia, de las pandillas, del crimen organizado y de las drogas. No pueden reclamar el título de ‘Mundo Libre’ si ni siquiera tu gente es libre de caminar por las calles sin el temor de ser acosada, robada o asesinada», declaró con firmeza.
Las políticas implementadas por la administración de Bukele, como el Plan Control Territorial y el Régimen de Excepción, han resultado en la captura de miles de criminales, incluidos miembros de pandillas que durante años habían sometido al país. Según datos oficiales, estas acciones han conducido a una disminución histórica de los índices de violencia, especialmente en las áreas más afectadas por el crimen.
Para muchos salvadoreños, esta transformación ha significado una vida sin miedo, permitiendo la recuperación de espacios públicos y la posibilidad de convivir en sus comunidades con mayor tranquilidad. A medida que la comunidad internacional observa, El Salvador se presenta como un ejemplo de cambio en un contexto global marcado por la inseguridad.