El Ministerio de Cultura oficializó, mediante una resolución viceministerial, la reducción del área protegida de la Reserva Arqueológica Líneas y Geoglifos de Nazca y Palpa, desatando críticas de especialistas y defensores del patrimonio cultural. La medida disminuye la superficie original de 5.633,47 km² a 3.235,94 km², eliminando cerca de 2.400 km² de zona protegida, y reduce el perímetro de 297.116,50 metros a 249.959,25 metros.
Cuestionamientos de los arqueólogos
El Colegio de Arqueólogos del Perú rechazó la decisión, señalando que refleja una falta de política cultural clara por parte del Estado. «No hay una dirección definida para proteger nuestro patrimonio. Las acciones del Ministerio de Cultura carecen de sustento técnico y ponen en riesgo sitios arqueológicos valiosos», afirmaron representantes del gremio.
Sin embargo, el Ministerio defendió la medida, argumentando que la nueva delimitación no afectará los elementos esenciales de la reserva, como los geoglifos, los acueductos de Nazca y sitios arqueológicos clave, entre ellos Cahuachi, La Muña y Huaca del Loro. Según el documento publicado en El Peruano, la modificación se ajusta al Reglamento de Intervenciones Arqueológicas y mantendrá bajo protección las zonas de mayor valor cultural.
La sombra de la minería ilegal
La polémica se intensifica por las constantas invasiones y actividades mineras ilegales en la zona. En septiembre del 2023, el propio Ministerio de Cultura alertó que las Líneas de Nazca eran una de las reservas más afectadas por esta problemática.
Critican que, en lugar de fortalecer la protección, la reducción del área protegida podría facilitar el avance de la destrucción del patrimonio, especialmente en zonas ahora excluidas de la reserva. Expertos exigen mayores acciones de fiscalización y sanciones contundentes contra los invasores.