Mas de 61 mil personas en Ica fueron víctimas de robo, lo que significaría el 10.4% de la población. Entre los delitos más comunes incluyen el robo de dinero, carteras, celulares, vehículos y negocios.
Esta data significaría un declive en el desarrollo de la región. El miedo constante a ser víctimas de un asalto, impide la apertura a la economía con nuevos negocios. Según Gustavo Meza, economista de la organización REDES, un 86% de los habitantes de la región teme ser víctima de un delito en los próximos meses. Este miedo generalizado está llevando a que muchas bodegas y pequeños comercios cierren sus puertas, lo que frena el crecimiento económico local.
A nivel nacional, la falta de confianza en las instituciones de seguridad es evidente. Entre noviembre de 2023 y abril de 2024, solo el 16% de las víctimas de robo denunciaron el delito. Las principales razones son la percepción de que la denuncia es inútil, la desconfianza en la policía y la dificultad para identificar a los delincuentes.
REDES también señala que esta desconfianza está vinculada a la percepción de corrupción dentro de las instituciones, lo que genera una baja respuesta ciudadana ante los delitos. Esto crea un círculo vicioso en el que la falta de denuncias impide a las autoridades actuar de manera efectiva.
El impacto del crimen no solo afecta a las personas, sino también a la economía del país. Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el costo del crimen en Perú equivale al 2.8% del PBI anual, lo que se traduce en pérdidas de S/15 mil millones. Estas pérdidas agravan el clima de inseguridad y frenan el desarrollo económico.
Frente a esta situación, Gustavo Meza resalta la importancia de mejorar la calidad del gasto público y contar con funcionarios comprometidos y capacitados que gestionen los recursos de manera eficiente. Un Estado más transparente y eficiente en la gestión pública es clave para generar un entorno seguro y fomentar el crecimiento económico.