En un contraste doloroso con las festividades de fin de año, el entorno del actor estadounidense Tylor Chase, recordado por su papel de Martin Qwerly en la icónica serie de Nickelodeon Manual de supervivencia escolar de Ned, ha confirmado su ingreso de urgencia a un centro de salud mental en el sur de California. La intervención, concretada el pasado 25 de diciembre, pone bajo custodia médica al actor de 36 años para una evaluación de 72 horas, tras semanas de una creciente vulnerabilidad que lo llevó a una situación de calle.

La hospitalización no fue un evento aislado, sino el resultado de un esfuerzo coordinado entre su familia y antiguos compañeros de elenco. Daniel Curtis Lee, quien interpretó a «Cookie» en la misma serie, había intentado previamente brindarle refugio en un hotel de Los Ángeles para protegerlo de las inclemencias del clima invernal; sin embargo, un incidente que derivó en daños materiales evidenció que la crisis de Chase requería una atención profesional especializada que excedía la buena voluntad de sus amistades.
Bajo la autorización de su padre y el liderazgo de Jacob Harris, un empresario cercano a la comunidad de actores en recuperación, se logró asegurar la integridad física de Tylor. Este suceso reabre el expediente sobre las secuelas emocionales y la falta de redes de contención para quienes alcanzaron la fama a temprana edad y hoy enfrentan realidades marcadas por la inestabilidad.
Ante la recurrente vulnerabilidad de figuras que marcaron la infancia de toda una generación, ¿hasta qué punto es responsabilidad de la industria del entretenimiento y de su propia audiencia construir redes de soporte que trasciendan la nostalgia y aseguren la dignidad de quienes, una vez apagadas las luces del set, enfrentan crisis de salud tan profundas y desoladoras?
Fuente: El Comercio









