El pan con chicharrón peruano ha experimentado un notable aumento en su consumo y popularidad, gracias al Mundial de Desayunos organizado por el streamer español Ibai Llanos. En tan solo una semana, se registraron más de 25,000 pedidos de este icónico plato a través de plataformas de delivery como PedidosYa y Rappi. Esta cifra podría incrementarse hasta un 70% si Perú logra hacerse con la victoria en la final del torneo.
El pan con chicharrón, típicamente acompañado de salsa criolla y camote, alcanzó las semifinales del campeonato, donde tuvo que enfrentarse a la marraqueta con palta de Chile. Después de una emocionante victoria sobre el representante chileno, se clasificó para la final, donde competirá contra la arepa reina pepiada de Venezuela.
Este fenómeno no solo ha revitalizado las ventas del pan con chicharrón a nivel internacional, sino que también ha reforzado el orgullo nacional en torno a la gastronomía peruana. La competencia ha puesto de relieve cómo las plataformas de delivery están acercando la comida tradicional del Perú a un público más amplio y diverso en todo el mundo.
Además del impacto en el consumo de este desayuno emblemático, el Mundial de Desayunos ha generado más de 800 millones de interacciones en redes sociales. Esto demuestra que la iniciativa, que combina un formato digital con una experiencia cultural y comercial innovadora, está logrando movilizar a diversas audiencias en múltiples plataformas.
El éxito del pan con chicharrón en este contexto no solo se mide en cifras, sino también en cómo este platillo ha logrado conectar a los peruanos con sus raíces y tradiciones en un escenario global. La expectativa por la final está en aumento, y con ella, la esperanza de que la gastronomía peruana continúe ganando terreno y reconocimiento en el ámbito internacional.
La tendencia sugiere que, sin importar el desenlace del torneo, el pan con chicharrón ha logrado posicionarse como un símbolo de la diversidad y riqueza culinaria del Perú, abriendo nuevas oportunidades para su promoción y distribución.
Fuente: La Republica









