El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha emitido un informe que confirma la presencia significativa de partículas de uranio natural de origen humano en muestras tomadas en un sitio vinculado a un supuesto reactor nuclear en Deir ez-Zor, Siria. Este reactor, conocido como el sitio de al-Kibar, fue destruido por Israel en 2007 durante una operación militar denominada «Huerto». El hallazgo fue presentado por el director general del OIEA, Rafael Grossi, a la Junta de Gobernadores el 1 de septiembre de 2025.
Durante varios años, Siria mantuvo la versión de que el objetivo del bombardeo era una base militar, negando la existencia de un reactor nuclear. Sin embargo, el OIEA evaluó en 2011 que dicha instalación probablemente era un reactor no declarado, sobre el que Siria tenía la obligación de informar de acuerdo con el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
El contexto cambió en 2024, tras el cambio de gobierno en Siria. El OIEA decidió reactivar las investigaciones y realizó muestreos ambientales en tres sitios relacionados con el reactor. En uno de estos lugares, se detectó uranio que provenía de procesamiento químico, aunque no se encontró evidencia de enriquecimiento nuclear. Las autoridades sirias no han podido explicar esta presencia y han accedido a permitir nuevos muestreos en 2025. Además, el OIEA verificó otras instalaciones que Siria había declarado, sin encontrar irregularidades.
En un esfuerzo por promover la transparencia, en marzo de 2024 se inició un diálogo entre el OIEA y el nuevo gobierno sirio, que culminó en un memorando de entendimiento en junio de 2025. Este acuerdo busca fomentar la cooperación en áreas como salvaguardias, seguridad alimentaria y control del cáncer, al mismo tiempo que se esclarecen las actividades nucleares pasadas en el país.
El informe del OIEA validó así las sospechas internacionales sobre la existencia de un reactor nuclear clandestino en Deir ez-Zor, lo que reabre el debate sobre la supervisión nuclear en Siria bajo un nuevo contexto político. La detección de uranio vinculado a esta instalación destruida en 2007 podría tener implicaciones significativas para la seguridad en la región y para la continuidad de las investigaciones sobre las actividades nucleares sirias.
Fuente: La Republica









