A pocos días del cónclave que elegirá al sucesor de Francisco, el cardenal peruano Luis Cipriani Thorne, de 81 años y sancionado por abusos sexuales, desobedeció una orden expresa del Vaticano al presentarse vestido con sus insignias cardenalicias en la basílica de Santa María la Mayor, frente a la tumba del pontífice fallecido.
La audaz aparición de Cipriani viola la prohibición impuesta por la Santa Sede de usar símbolos cardenalicios, medida disciplinaria vigente desde 2019, cuando fue sancionado tras una investigación por abuso sexual a un menor en 1983. Aunque niega los cargos, el Vaticano lo apartó del ministerio activo y le impuso restricciones, incluyendo la residencia en Madrid y la prohibición de portar atributos eclesiásticos.
Un gesto provocador en un momento clave
El acto, calificado de «inaceptable» por fuentes vaticanas, se produjo en la cripta donde yacen los restos de Jorge Mario Bergoglio. Según el diario italiano Il Fatto Quotidiano, Cipriani ignoró una disposición escrita del Papa Francisco, que limitaba la participación en ceremonias junto a su tumba a cardenales en plena comunión con la Curia.
Junto a Cipriani estuvieron otros dos prelados sancionados: Angelo Becciu, condenado en 2023 por malversación de fondos, y Mauro Piacenza, también bajo medidas restrictivas. Su presencia en la basílica ha sido interpretada como un desafío directo a las reformas de Francisco, especialmente su lucha contra los abusos y la opacidad clerical.