En Perú, un total de quince pueblos amazónicos han declarado o están en proceso de declarar su autonomía territorial. Sin embargo, el Estado peruano no ha reconocido formalmente ninguna de estas iniciativas. El caso más emblemático es el del pueblo Wampís, que en 2015 proclamó el primer Gobierno Territorial Autónomo indígena del país, estableciendo un territorio de más de 1.3 millones de hectáreas y creando órganos de gobierno a través de un estatuto interno.
Además del pueblo Wampís, otros grupos como los Chapra, Shawi y Shipibo-Conibo han iniciado gobiernos autónomos operativos, mientras que otros aún se encuentran en fases de demarcación o redacción de estatutos. La búsqueda de autonomía por parte de estos pueblos responde a la necesidad de proteger sus territorios de la invasión de industrias extractivas y otras amenazas externas, así como de gobernar de acuerdo con sus principios y valores culturales ancestrales.
Para estos pueblos, el territorio es visto como “vida” y “sagrado”, y la autogestión es considerada vital para su supervivencia cultural y física. Sus demandas fundamentadas en el derecho internacional, como el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, abogan por la libre determinación. Sin embargo, la legislación peruana solo reconoce la personalidad jurídica de comunidades indígenas individuales, lo que complica la autonomía política de los pueblos en su conjunto.
A pesar de los avances en la autogestión, la falta de reconocimiento estatal impide el acceso a recursos y la articulación formal con el Estado. Esto limita la implementación efectiva de sistemas propios de gobierno, justicia, educación y salud. La ausencia de financiamiento estatal convierte la descentralización administrativa en un proceso sin contenido real.
Los pueblos amazónicos también enfrentan desafíos legales y sociales. La superposición de concesiones extractivas sobre sus territorios, la falta de ordenamiento territorial y las deficiencias en la aplicación de la consulta previa han exacerbado los conflictos socioambientales. Además, existen tensiones con autoridades locales y, en ocasiones, resistencia dentro de las propias comunidades.
Si bien países vecinos como Bolivia, Colombia y Ecuador han reconocido la autonomía indígena en sus constituciones, los procesos para formalizarla resultan complicados y muchas veces infructuosos. En Perú, a pesar de la falta de reconocimiento formal, los gobiernos territoriales autónomos han logrado avances significativos en la gestión colectiva y la defensa de sus derechos, demostrando así que la autodeterminación es posible incluso sin un marco jurídico favorable.
En conclusión, la experiencia de los pueblos amazónicos en Perú revela que la autonomía puede ejercerse desde la práctica. Sin embargo, su desarrollo pleno depende del reconocimiento estatal, la asignación de recursos, la resolución de conflictos territoriales y la adecuación legislativa a los compromisos internacionales suscritos por el país. La lucha por el reconocimiento jurídico y la protección efectiva de sus territorios sigue siendo el reto central para estos pueblos en su búsqueda de supervivencia y autogobierno.
Fuente: Infobae









