En las calles de Ruanda, un hombre de 72 años ha vivido recluido en su hogar durante las últimas cinco décadas, alejado del mundo exterior debido a una fobia que lo consume: el miedo irracional a las mujeres. Identificado como Callitxe Nzamwita, este residente de Ruanda ha desafiado el tiempo y las circunstancias, luchando contra una condición poco conocida pero profundamente paralizante: la ginofobia.
Su historia, que se remonta a su adolescencia, es una de dolor y aislamiento. Desde los 16 años, Callitxe ha tomado medidas extremas para evitar cualquier contacto con el género femenino, aunque nunca haya experimentado una experiencia negativa con ellas. Su hogar se ha convertido en su fortaleza, un bastión donde se siente seguro y protegido del mayor temor que lo consume.
«La razón por la que me encerré aquí dentro y tengo una cerca en mi casa es porque quiero asegurarme de que las mujeres no se acerquen a mí (…) No quiero mujeres a mi alrededor porque me aterrorizan», confesó Callitxe en una reveladora entrevista.
Esta fobia ha dejado una marca indeleble en la vida de Callitxe. Ha perdido la oportunidad de formar una familia, de cultivar amistades e incluso de participar en la fuerza laboral. Sin embargo, su condición no ha pasado desapercibida para sus vecinas, quienes, con compasión y preocupación, se encargan de alimentarlo y velar por sus necesidades básicas.
A diario, estas vecinas de buen corazón dejan comida en la puerta de la casa de Callitxe, mientras él permanece oculto en la oscuridad, esperando pacientemente a que se retiren para recoger el sustento y así evitar cualquier contacto femenino que pueda desencadenar su temor paralizante.