En la segunda cuadra de la calle Mercaderes, en el corazón de Arequipa, reside un hombre de 79 años cuya pasión por la poesía ilumina la rutina diaria de quienes transitan por esa concurrida vía. Andrés Santiesteban Salas, un amante de las letras y la palabra escrita, se ha convertido en una figura peculiar y querida en la comunidad local.
Una Vida de Poesía:
Nacido en una familia donde la escritura parece ser un legado, Andrés revela que su amor por la poesía fue un regalo póstumo de su padre, Cipriano Santiesteban. Lamentablemente, Cipriano partió de este mundo cuando Andrés tenía tan solo un año, dejándolo huérfano de padre pero con la semilla de la creatividad arraigada en su alma.
A pesar de las adversidades, el septuagenario ha dedicado su vida a plasmar en palabras la realidad que lo rodea, agradeciendo diariamente a Dios por el don de contar historias a través de sus poemas.
El Precio de la Pasión:
Aunque estuvo casado en algún momento de su vida, Andrés confiesa que nunca tuvo hijos. Sin embargo, la sombra de su pasado se hace presente cuando recuerda que su exesposa se llevó consigo 200 de los 450 poemas que ha escrito desde los 21 años. A pesar de este revés, él persiste en su sueño de publicar sus obras.
Los Sueños Literarios:
Con una determinación inquebrantable, Andrés aspira a publicar dos libros que reflejen su visión poética del mundo. Uno llevará el título de «Reflexiones», mientras que el otro se llamará «Inspiraciones del Corazón». En ambos casos, sus obras estarán impregnadas por la influencia del poeta español Gustavo Adolfo Bécquer.
Un Legado en las Calles:
Cada mañana, ataviado con una camisa y pantalón de sastre, Andrés se instala en la calle Mercaderes. Exhibe sus poemas con la esperanza de encontrar aquellos corazones que puedan resonar con sus palabras. Acompañado por la música de artistas como Sandro o Palito Ortega, este hijo de Cipriano y María teje su legado literario en la trama urbana de Arequipa.
«Disfruto plasmando en palabras la realidad que me rodea y siempre agradezco a Dios por permitirme seguir contando historias. Quizás, alguna de ellas inspire o brinde refugio a alguien», expresó el poeta.
Con información de: Diario El Pueblo