La ciudad japonesa de Toyoake, en la prefectura de Aichi, ha dado un paso inédito al aprobar una ordenanza que recomienda limitar el uso recreativo de teléfonos móviles, tabletas, computadoras y consolas de videojuegos a un máximo de dos horas diarias fuera de trabajo o la escuela. Esta norma, que entrará en vigor el 1 de octubre de 2025, tiene como objetivo prevenir problemas de salud física y mental relacionados con el uso excesivo de dispositivos digitales.
La iniciativa sugiere horarios específicos para el uso de tecnología por parte de los menores: hasta las 21:00 horas para los niños en edad primaria y hasta las 22:00 horas para adolescentes y adultos. Aunque la ordenanza no establece sanciones ni actúa de manera coercitiva, su intención es servir como guía para fomentar la reflexión familiar y social sobre la utilización de la tecnología.
El alcalde Masafumi Koki ha aclarado que esta medida no busca limitar derechos, sino aliviar trastornos como el insomnio y el aislamiento social, que se han incrementado por el uso desmedido de teléfonos inteligentes. La propuesta surgió en respuesta a casos de dependencia digital que afectaron la asistencia escolar y la dinámica familiar en la comunidad.
A pesar de la buena intención detrás de la normativa, ha generado controversia. Aproximadamente el 80% de la población local se ha manifestado en contra, argumentando que el tiempo permitido resulta insuficiente para las actividades cotidianas. No obstante, expertos en salud pública apoyan la idea de limitar el tiempo frente a pantallas, afirmando que podría contribuir a reducir el estrés, la ansiedad y mejorar la concentración, el sueño y la salud mental, especialmente en los jóvenes.
En resumen, Toyoake promueve una propuesta orientada a equilibrar el uso de la tecnología en la comunidad. Aunque se trata de una ordenanza simbólica, su alto valor pedagógico radica en fomentar un bienestar digital que favorezca una relación más sana con los dispositivos electrónicos. Esta medida es un claro ejemplo de cómo las comunidades pueden empezar a abordar los desafíos que surgen con el auge de la tecnología en la vida diaria.
Fuente: La República