Simon Leviev, conocido como «el estafador de Tinder», ha sido detenido nuevamente en el aeropuerto de Batumi, Georgia. Este arresto se produce en el contexto de una alerta roja emitida por Interpol, en relación con los numerosos delitos de fraude que ha cometido a lo largo de los años. Leviev, cuyo nombre real es Shimon Yehuda Hayut, se hizo famoso por engañar a mujeres en varios países, especialmente en Noruega, Finlandia y Suecia, haciéndose pasar por el heredero de una fortuna en diamantes.
Entre los años 2017 y 2019, Leviev logró recaudar aproximadamente 10 millones de dólares de sus víctimas, quienes creyeron en su estilo de vida ostentoso, respaldado por guardaespaldas y jets privados. Esta sofisticada fachada le permitió ganar la confianza de varias mujeres, quienes terminaron sufriendo graves consecuencias económicas y emocionales.
El caso de Simon Leviev cobró una enorme relevancia internacional tras el lanzamiento del documental de Netflix *The Tinder Swindler*, que ilustró detalladamente su modus operandi y las historias desgarradoras de las mujeres afectadas. A pesar de la notoriedad de su caso, Leviev ha mantenido su inocencia y ha negado en reiteradas ocasiones los cargos en su contra.
La reciente detención en Georgia se produce sin que se hayan especificado los cargos exactos que enfrenta ni el proceso judicial que le espera en el país. Anteriormente, en 2019, Leviev había sido arrestado en Grecia y posteriormente extraditado a Israel, donde fue condenado a 15 meses de prisión por fraude. Sin embargo, cumplió solo cinco meses de su condena debido a la pandemia de COVID-19, lo que generó críticas sobre el manejo de su caso judicial.
Hasta el momento, tanto el Ministerio del Interior de Georgia como sus abogados no han dado información clara sobre los motivos de su actual arresto, lo que mantiene en vilo a quienes han seguido su controvertida trayectoria criminal.
El futuro de Simon Leviev es incierto, pero su historia continúa capturando la atención del público debido a la magnitud de sus crímenes y el impacto que han tenido sobre las vidas de sus víctimas.
Fuente: La República









