Tras un periodo de convulsión social, Nepal parece comenzar a recuperar la calma después de las violentas protestas que estallaron el 8 de septiembre de 2025. Este estallido de descontento dejó un saldo trágico de al menos 51 muertos y centenares de heridos, además de provocar la quema del Parlamento, lo que llevó a la renuncia del entonces primer ministro Khadga Prasad Oli.
En un giro histórico, Sushila Karki, ex presidenta del Tribunal Supremo y con 73 años de edad, fue nombrada primera ministra interina. Karki ha prometido trabajar incansablemente para restaurar el orden y hacer frente a la corrupción, una de las principales demandas de los manifestantes. Su nombramiento fue el resultado de negociaciones entre el presidente Ramchandra Paudel, el jefe del ejército y representantes del movimiento juvenil conocido como «Generación Z». Este cambio en el liderazgo es visto como un símbolo de la nueva era que busca establecer un gobierno más responsable.
Entre sus primeras acciones, Karki disolvió el Parlamento y convocó a elecciones legislativas para el 5 de marzo de 2026. Además, ha realizado visitas a hospitales para atender a los heridos durante los disturbios, demostrando un compromiso inmediato con la crisis humanitaria resultante de las protestas. Otro reto inmediato para su administración será la recaptura de los 12,500 presos que se escaparon durante los eventos violentos.
El contexto socioeconómico de Nepal es complejo. Con un desempleo juvenil que supera el 20% y un PIB per cápita anual que ronda los 1,450 dólares, se evidencian las causas del descontento social que desembocó en las recientes manifestaciones. El gobierno interino de Karki tiene la ardua tarea de reestablecer la gobernabilidad y abordar la corrupción estructural que ha permeado la política nepalí durante años.
A medida que Nepal enfrenta estas dificultades, la administración de Sushila Karki busca avanzar en la restauración de la confianza pública y el retorno a la normalidad, en un país que ha padecido graves crisis políticas y sociales en los últimos tiempos.
Fuente: La República









