En Irán, el gobierno del presidente Masud Pezeshkian está impulsando una discusión significativa sobre la posibilidad de permitir a las mujeres conducir motocicletas, una prohibición que ha estado vigente desde 1979. Esta restricción, basada en el artículo 20 de la Ley de Tráfico, establece que únicamente los hombres pueden obtener licencias para conducir motos.
El contexto actual, marcado por una mayor presión social tras las protestas de 2022, ha generado un entorno propicio para el debate sobre este tema. Aunque no se ha presentado un proyecto de ley formal que respalde esta iniciativa, la idea ha comenzado a ganar apoyo en diversos sectores de la sociedad. Las mujeres, a menudo, han recurrido al uso informal de bicicletas y motos, aun sin la protección legal correspondiente, lo que pone de relieve la necesidad de un cambio normativo.
Los argumentos a favor de permitir que las mujeres puedan conducir motocicletas se centran en la falta de una prohibición legal explícita, así como en la capacidad de las mujeres para conducir otros tipos de vehículos. No obstante, los sectores más conservadores del país defienden la continuación de esta restricción, invocando razones de moralidad y la supuesta protección de la castidad femenina. Entre ellos, se destaca la postura del líder supremo Ali Jameneí, quien ha expresado su desacuerdo con la idea de permitir a las mujeres conducir motos.
Es importante señalar que desde 2016, la Federación de Motociclismo de Irán ha permitido que las mujeres puedan entrenar y competir en circuitos, lo que sugiere un cambio gradual en las prácticas sociales y un inicio de apertura en el ámbito deportivo. La discusión en torno a la reforma legal no solo tiene implicaciones en el ámbito del transporte y la movilidad, sino que también es un reflejo de las dinámicas culturales y sociales que están evolucionando en Irán.
En este sentido, cambiar las regulaciones sobre la conducción de motocicletas por parte de mujeres podría representar un paso importante hacia la igualdad de género en el país, abriendo la puerta a nuevos derechos y libertades para la población femenina iraní.
Este debate, por lo tanto, trasciende la cuestión del transporte y refleja un deseo de transformación social, impulsando a las mujeres a reclamar su lugar en todos los aspectos de la vida cotidiana.
Fuente: Gestión









