El presidente ruso, Vladimir Putin, realizó un viaje a China con el objetivo de consolidar la alianza estratégica entre ambos países. Esta visita se produce en un contexto de creciente presión política y económica por parte de Estados Unidos, especialmente bajo la administración de Donald Trump.
Durante su estancia, Putin participó en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), que tuvo lugar en Tianjin. Este evento es crucial para la cooperación regional y fue el escenario perfecto para que Rusia y China discutieran temas de interés mutuo. Además, Putin se reunió de manera bilateral con el presidente chino, Xi Jinping, y asistió a actos conmemorativos del 80º aniversario de la victoria sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial.
En las reuniones, se abordaron asuntos relacionados con la cooperación militar, económica y estratégica. Uno de los puntos centrales fue la necesidad de construir un orden mundial multipolar, lo que implica una diversificación en las alianzas y relaciones internacionales, así como la intención de disminuir la influencia del dólar en el comercio global. Ambos líderes exploraron la posibilidad de realizar transacciones en monedas nacionales, una medida que podría afectar los flujos económicos actuales dominados por el billete verde.
Putin también tuvo la oportunidad de mantener encuentros con otros líderes internacionales presentes en la cumbre. Este tipo de interacciones refuerzan no solo la alianza bilateral entre Rusia y China, sino también la cooperación sobre temas económicos y de seguridad frente a las sanciones impuestas por Estados Unidos.
En conclusión, la visita de Putin a China es un movimiento estratégico en medio de un panorama internacional complejo, donde la influencia de potencias como Estados Unidos está siendo cuestionada. La relación entre Rusia y China continúa fortaleciendo sus lazos, preparándose para afrontar juntos los retos que se presentan en el ámbito global.
Fuente: La Republica









